Por Oscar Dufour
La Justicia uruguaya sigue sin hallar culpables y no avanza en la investigación de su muerte, que podría estar relacionada accidentalmente con juegos de adolescentes.
Pasaron casi 4 meses desde que encontraran en las playas uruguayas el cuerpo sin vida de la nieta de la famosa chef argentina Beatriz Chomnalez, referente local de la pastelería y comida francesa; y nuevamente con un marco de declaraciones confusas, contradictorias, liberaron al último de los tantos y tantos detenidos en el caso, luego de que la muestra de ADN realizada por el Instituto Técnico Forense diera negativa. Es un hombre joven de 27 años, con antecedentes penales, que había sido denunciado en forma anónima junto a otros cinco familiares que también fueron detenidos y luego liberados, y que gana su vida en el rubro denominado “trapitos”. Ya en el Juzgado, “negó haberla matado”, contradiciendo lo expresado previamente en “sede policial”; por lo tanto, una vez vencidos los pasos técnico-judiciales la Juez de la causa lo dejo en libertad, aunque algunos investigadores insisten en no descartar que esté vinculado al caso; en consecuencia, sin culpables la investigación no avanza con resultados concretos.
La adolescente de 15 años, asesinada en el Balneario de “Valizas” el 28 de Diciembre de 2014, había viajado al balneario uruguayo un día antes para alojarse en la casa de su madrina, Claudia Fernández, compartiendo el hogar veraniego con el matrimonio compuesto por Hernán Tuzinkevich y el hijo de este ultimo de 14 años. Dicen que Lola Chomnalez desapareció al día siguiente de su llegada, cuando salió rumbo a la playa, y dos días después fue hallada muerta en la zona de “médanos”, a unos 4 kilómetros de la vivienda.
Ni bien conocido el hecho, el gobierno del entonces Presidente Mujica, se mostró preocupado y presiono para que el caso se resuelva rápidamente, con intención de evitar un impacto negativo en el importante turismo veraniego; “las playas de Uruguay son lo más seguro de América y el mundo” dijo entonces el Viceministro de Interior Jorge Vázquez. En esos días, la Jueza de Rocha con jurisdicción en “Barra de Valizas” Marcela López Moroy, se quejó, no sin razón, de recibir presiones por parte de autoridades políticas y policiales, retirándose del caso con diversas excusas antes de finalizar la feria judicial que la tenia de turno. Así comenzó una sucesión de cambios de Jueces y Fiscales; quienes comenzaron las investigaciones y tomaron los primeros testimonios, fueron la renunciante Jueza Marcela López Moroy y la Fiscal Soledad Barriola. Después la Jueza Silvia Urioste reemplazo a López Moroy, y la Fiscal Barriola fue sustituida por la Fiscal Gabriela Sierra; a mediados de Marzo el Tribunal competente reemplazo a la Fiscal Sierra, por el Fiscal Rodrigo Morosol, en un caso que continuaba sin aclararse, y donde llovían detenidos que luego eran liberados uno a uno por ser inocentes o por ser inconsistentes sus imputaciones, en un contexto que llevo al propio “SUPU” filial Rocha, que nuclea gremialmente a los Policías del Uruguay, a salir al cruce de críticas que cuestionaban al accionar de esa fuerza de seguridad, por la gran cantidad de detenidos en la causa de la muerte de Chomnalez y por diferencias sustanciales con la Jueza interviniente.
Según los Peritos Forenses, la autopsia de Lola Chomnalez determino que fue golpeada en la cabeza con un objeto o con un puño y presentaba tres cortes poco profundos en el cuello, que no le produjeron la muerte; sino que murió por asfixia, sofocada contra la arena, tenía arena incluso en los pulmones.
Los “juegos del hambre”, una hipótesis no investigada debidamente.
La causa tiene puntos oscuros, y poco ayudaron a esclarecerlos declaraciones públicas de funcionarios políticos y judiciales, afectados a la endeble investigación. A pocos días de la muerte de Lola, habían afirmado desde el municipio de Rocha, que el crimen era un caso de “violencia entre familias argentinas”, cuestión que obligo a un pedido de disculpas públicas de su Intendente. ¿Me pregunto después de cuatro meses, si tenía razón?
La Jueza Marcela López Moroy, la primera magistrada que intervino en la causa, no tomo decisión alguna sobre el entorno de Lola Chomnalez, fueron considerados sospechosos en ese momento Tuzikevich y su hijo de 14 años, prestando declaración en sede judicial, lo que llevo a Diego Chomnalez, papa de Lola, a decir “empezamos a atar cabos”, apuntando directamente contra él; también un amigo de este de nombre Diego y su hermana con quienes solía practicar surf; pero siguió otras pistas, indago en su mayoría a hombres adultos. Cuando asumió la Jueza Silvia Urioste en su reemplazo, la dirigió hacia adolescentes y mujeres; basándose en un informe médico-forense que sostiene que por la forma que fue asesinada, es probable que el autor se trate de una persona más bien menuda, orientando livianamente la pesquisa hacia una mujer y/o uno o varios adolecentes, descartando el abuso sexual.
Después de 102 días detuvieron a un importante número de “perejiles” solo para declarar, no falto hasta el asesinato de uno de los sospechosos durante la investigación, de apellido Beltrame. Durante la instrucción de la Jueza López Moroy quisieron cerrar el caso adjudicándole la muerte al albañil de apellido Gutiérrez, apodado “el conejo”; eran tan inconsistentes las pruebas en su contra, que no tuvieron más remedio que liberarlo. Cuando la reemplaza la Jueza Urioste, seguía la celeridad por encontrar un culpable y cerrar el caso, que hasta “apareció la mochila” de Lola, en el lugar donde fue hallado su cuerpo después de 15 días, donde se podría decir en consecuencia que la mochila estuvo siempre allí, y la Policía no la encontró, o que no fue debidamente custodiada la escena del crimen, o lo que es peor, que “alguien la planto”, situación que serviría aún más para embarrar la cancha.
Pero jamás ninguno de los magistrados intervinientes, apuntó firmemente contra los adolescentes menores del círculo de Lola, si bien por lo bajo había vagas referencias a alguna posible participación en una muerte accidental, los cortes que presentaba en su cuello, que no fueron mortales, los peritos-forenses adujeron que podrían haber sido producidos por arma blanca; pero dada la singularidad de las heridas, los especialistas no pudieron precisar las características del arma, aunque quienes dicen estar bien informados, sospechan que pudieron ser puntas de “flechas”, lanzadas por “arcos”, algo que podría aparentar ser descabellado, pero también muy probable.
Conclusión
Tal vez nunca podamos llegar a la verdad, y responder ¿Quién encontró el cuerpo?, ¿Cómo encontraron el cuerpo?, ¿Qué pasó realmente con la mochila, la “plantaron”?, ¿Cuál es la denominada arma blanca con la que la hirieron, y donde esta?, en definitiva, ¿Quién o quienes mataron a Lola?