Por Rosendo Fraga |
El resultado electoral ha dejado claro que el gran tema político será la gobernabilidad, sobre todo si gana Macri. Sobre 72 senadores, el actual oficialismo (FPV) tendrá 42 bancas. Cambiemos sumaría en conjunto 15 (10 del Radicalismo, 4 del PRO y 1 de la Coalición Cívica), algo más que un quinto de la Cámara. El Peronismo Disidente tiene 10 bancas -incluido Reutemann, que ha decidido mantener su bloque propio sin incorporarse al interbloque de Cambiemos-, los Progresistas quedan con 2 y como «otros» están los 3 restantes, incluidos los que pertenece al Movimiento Popular Neuquino. Anticipando la decisión de ejercer este poder, el miércoles 28, tres días después del impacto de la primera vuelta, el Senado dio sanción definitiva por 39 a 28 al proyecto de presupuesto para 2016, negándose a posponer la votación hasta diciembre cuando asuma el nuevo Presidente, como pidió un senador opositor. También se aprobaron el mismo día leyes que crean entes autónomos para el deporte, que prohíben el arancelamiento universitario y que establecen un régimen jubilatorio especial para los artistas. En Diputados, el FPV pierde la mayoría, pero queda como una fuerte primera minoría de 117 legisladores, a 12 de los 129 necesarios para tener la mayoría en una cámara de 257. Cambiemos suma 91 (46 radicales, 41 del PRO y 4 de la Coalición Cívica), el Peronismo 36 (casi 30 son de Massa), el bloque Progresista tiene 9 y la izquierda (FIT) 4. La suma de Cambiemos y el Peronismo Disidente da 117 -igual que el oficialismo-, y con los Progresistas podrían superar al FPV, junto con algunos de la decena que pertenece a fuerzas locales, podría alcanzar mayoría. Esta semana esta Cámara tratará de dar sanción definitiva al proyecto que hace ley la resolución de la UN sobre los fondos buitre. En la legislatura bonaerense, Cambiemos tiene 15 de 46 senadores y 23 de 92 diputados, aunque sumando a los legisladores de Massa podría tener una ajustada mayoría.
Pero el efecto «ganador» sigue estando a favor de Macri a una semana de la primera vuelta y cuando faltan tres para la segunda. Aunque las encuestas se han visto lesionadas en su credibilidad con el resultado del domingo 25, los dos comandos de campaña las siguen consumiendo con intensidad. La de la consultora González & Valladares publicada en la edición en internet del diario Perfil el miércoles 28 da una diferencia de 5 puntos a favor de Macri; la de Elypsis, publicada al día siguiente en el diario El Cronista, da una ventaja de 12 puntos a favor del candidato de Cambiemos; y la que publica en la edición en Internet del mismo diario el domingo 1 de noviembre, perteneciente a la encuestadora Polldata, también da una diferencia a favor de Macri de 10 puntos. La estrategia electoral de Cambiemos apunta a insistir con la idea del cambio y eludir la confrontación. Es la estrategia que le ha resultado y por eso no la cambiará, aunque es posible que las circunstancias la alteren. Si bien Macri tuvo contacto con Massa al día siguiente de la elección, el primero no parece decidido en avanzar en una alianza electoral. Ello no impide que desde su equipo se lancen señales hacia el sindicalismo, los gobernadores y dirigentes del Frente Renovador ante la necesidad de gestar acuerdos que garanticen la gobernabilidad. El Radicalismo, a través de Sanz, quiere jugar un rol relevante en ello y por eso primero dijo que Cambiemos debía incorporar el debate político y después que su partido debía gestar una coalición parlamentaria para garantizar la gobernabilidad. La denuncia de los diputados Pinedo (PRO) y Negri (UCR) contra el titular del Banco Central (Vanoli) por la venta de dólares a futuro apunta a sentar los antecedentes para que el Senado pida su destitución después del 10 de diciembre, algo que Macri necesitará para tener credibilidad económica si es gobierno.
Por su parte el oficialismo, tras superar una fuerte crisis política, cerró filas y tratará de ganar la segunda vuelta, aunque desde una situación difícil. La idea de que Scioli renunciara a competir duró dos días y nunca fue aceptada por él. La mencionada votación en el Senado fue la primera reacción del oficialismo cerrando filas. La reunión de los gobernadores en Tucumán al día siguiente fue la segunda y los discursos de la Presidenta a los militantes en el Patio de la Casa de Gobierno la tercera. El abrazo de Scioli con Aníbal Fernández fue la foto que selló la tregua entre ambos. Pero las heridas están abiertas y no será fácil superarlas. El oficialismo intentará retener el poder y este es el interés común que finalmente une a Cristina con su candidato y que agrupa a la coalición oficialista. La tarea del gobernador no será fácil y pone a prueba la capacidad que demostró en el pasado de manejar con eficacia su ambigüedad. Es que Scioli para ganar necesita sumar votantes que en la primera vuelta han votado por candidatos opositores, especialmente del electorado de Massa. El eje del discurso de Scioli será seguir igualando a Cambiemos con la Alianza y plantear que si gana Macri se perderán las «conquistas» en todos los terrenos.
El 21% que obtuvo Massa es el campo de batalla principal entre Scioli y Macri. Para ganar, el candidato oficialista necesita sumar dos tercios de los votos del ex intendente de Tigre y algo similar su sucede con Macri, quien también aspira a sumar algunos votos de Stolbizer. Si bien hay datos contradictorios, el candidato a gobernador bonaerense de Massa (Sola) comenzó la semana diciendo que era muy difícil para un peronista votar por Macri, pero la cerró afirmando que el 65% de los votantes de su espacio votarían por el candidato de Cambiemos y el 35% por el del FPV. En las 48 horas siguientes a la primera vuelta, los referentes del Frente Renovador (Massa, De la Sota y Lavagna) se acercaron a Macri con una definición clara: dijeron que no votarían por Scioli. El miércoles 28, el candidato presidencial del espacio hizo público un documento con sus propuestas, para que ello pudiera permitir un acercamiento con Macri. Pero este prefirió no avanzar en esta alternativa. Fue así como eludió la propuesta de Massa y optó por lanzar nuevas propuestas como la creación del ingreso universal para los mayores, mientras que Scioli optó por hacer propia la de pagar a los jubilados el 82% móvil, pese a la resistencia de Cristina, que vetó la ley al respecto que sancionó el Congreso en 2010.
En conclusión: la composición del Congreso de la Nación y la de la legislatura bonaerense, más la actitud asumida por el oficialismo en el Senado, muestran que el gran tema político será la gobernabilidad; Macri tiene a su favor el efecto ganador y cuando faltan menos de tres semanas para la segunda vuelta parece decidido a seguir la estrategia de mostrarse como el cambio y eludir la confrontación con el oficialismo; tras una fuerte crisis política en los días inmediatos a la primera vuelta, el oficialismo cerró filas y tratará de retener el poder, aunque desde una posición desfavorable y con fuertes tensiones internas y los votantes de Massa serán decisivos, con Macri eludiendo eventuales acuerdos con él y Scioli buscándolos, con los votantes de este espacio dividiéndose entre los dos candidatos.