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El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, no ocultó las críticas de la Iglesia Católica para la actual administración nacional. “O somos hermanos, o se viene todo abajo”, aseveró.
Las declaraciones del arzobispo García Cuerva que interpreta la visión pastoral y política alineada con el Sumo Pontífice se ve envuelta en un contexto de tensión entre el Gobierno y la Iglesia Católica. La polémica por los alimentos almacenados en depósitos del ministerio de Capital Humano sigue generando revuelo y el malestar quedó evidenciado en el discurso durante el tedeum por el Día de la Independencia en la Catedral Metropolitana.
Frente a un Milei que estuvo rodeado de todo su Gabinete, García Cuerva fue al hueso y marcó distancia con las políticas y el recorrido del Gobierno “libertario”. “Como decía el Papa Francisco, hoy no hay tiempo para la indiferencia. No podemos lavarnos las manos con la distancia, la prescindencia, y el menosprecio. O somos hermanos o se viene todo abajo”, aseguró.
Señaló la necesidad de insistir “una y mil veces en forjar la unidad entre los argentinos, más allá de nuestras diferencias”. “Para la cultura del encuentro no hay límites, nadie es prescindible, nadie es descartable”, remarcó.
Mencionó la importancia de “dejar de lado los personalismos, y generar consensos y acuerdos que permitan a la creatividad y a la audacia abrir nuevos caminos”. Recalcó la necesidad de “jugarnos la vida por los que sufren, comprometernos con los más pobres y excluidos, viviendo la libertad de la mano de amor al prójimo”.
En uno de los pasajes de mayor voltaje político, el obispo oriundo de Rio Gallegos que reemplazo al cardenal Mario Poli en 2023 indicó: “Independizados de todo prejuicio y de todo rechazo al otro por pensar distinto, independizados del odio que nos enferma y carcome desde las entrañas, independizados de la corrupción, del ventajismo, de los privilegios de algunos a costa de la indigencia de muchos. Porque algo no está bien cuando tenemos dirigentes muy ricos y un pueblo trabajador muy pobre”.
A diferencia de lo que resaltó Milei durante el Pacto de Mayo celebrado en Tucumán, en el que enfatizó que la Argentina vive “un momento de quiebre” marcado por la “dificultad” y el “conflicto”, para fustigar a los gobernadores que no se hicieron presentes en la firma del acta de acuerdo, García Cuerva llamó a “no posicionarnos siempre desde los conflictos, la grieta y los enfrentamientos”.
“Si los congresales de Tucumán en 1816 insistían en sus diferencias en el modelo para la organización nacional o en sus distintas concepciones ideológicas, sin buscar consensos, todavía hoy estarían distiendo en la Casa de Tucumán. Aunque no sé si con los gritos, descalificaciones, expresiones vulgares y agresiones a los que nosotros tristemente estamos acostumbrados hace años.”, expresó.
García Cuerva indicó que “muchos argentinos están haciendo un esfuerzo enorme, que conmueve y que es esperanzador”. Para el arzobispo, este sacrifico puede ser “cascoteado con intereses mezquinos, con la voracidad del poder por el poder mismo”. “A muchos les falta el termómetro social de lo que viven los argentinos de a pie”, concluyó.
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