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El dirigente camionero tenía irreconciliables diferencias con el sector de la CGT que se había reunido ayer con el gobierno de Milei y había descartado un nuevo paro general. El portazo de Pablo Moyano pone de relieve la crisis sindical que anticipa el reordenamiento político en la Argentina que viene.
Por Oscar Dufour | (*)
La CGT pierde con la retirada de Pablo Moyano del Consejo Directivo, el control del sindicalismo y, no es la primera vez que ocurre en la sede de Azopardo 826. En marzo de 1968, tras el congreso normalizador en uno de los capítulos más incómodos del sindicalismo y la política Argentina, Augusto Vandor -entonces un “emblema” de cierta dirigencia gremial- salió derrotado nada menos que frente a Raimundo Ongaro.
Tras bambalinas, en algunas regionales cegetistas, suelen recordar al “lobo” por haber desafiado al propio Perón durante su exilio, con un juego autónomo alejado de los intereses nacionales y los propios trabajadores a los que representaba, plantando entonces “un pacto” con el dictador Onganía. La reciente retirada, primero de “Paco” Manrique (SMATA) y ahora de Pablo Moyano (Camioneros), pone de relieve la actual crisis sindical y anticipa el reordenamiento político en la Argentina que viene. Un escenario en desarrollo, donde el ala dura gremial confronta al espiral de violencia de la usinas oficiales anarco-colonialistas y sella la negativa a ningún acuerdo a espaldas del Pueblo.
La novedad de este viernes sacudió el cierre de la semana en el seno cegetista, aunque se trató de una definición previsible en el marco del fuerte enfrentamiento de Pablo Moyano con los denominados “gordos e independientes” de la CGT.
La renuncia fue comunicada a través de una carta dirigida al Consejo Directivo Nacional de la CGT. «Me dirijo a ustedes, que he tomado la decisión de renunciar a mi cargo como co-secretario general de la Confederación General del Trabajo, al no coincidir con las decisiones tomadas por la llamada ‘mesa chica’», dice la nota.
La salida de Pablo Moyano profundiza las diferencias al interior de la conducción cegetista, que había tenido un primer impacto con la renuncia del secretario gremial “Paco” Manrique del SMATA, avalada por el experimentado líder sindical y vicepresidente del Consejo Nacional del Partido Justicialista Ricardo Pignanelli.
El enfrentamiento entre sectores de la central obrera quedó cristalizado en los últimos días cuando una decena de dirigentes se reunieron en UPCN y resolvieron desestimar el pedido de los gremios combativos de convocar a un paro general antes de fin de año. «No es momento», aseguró más tarde Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la CGT oficiando de vocero de los “gordos e independientes”.
La estratégica unidad de acción de Pablo Moyano y Rodolfo Aguiar, líder de los estatales, había definido previamente tras varios encuentros, que ATE se desmarcara de los «gordos» de la CGT y brazo con brazo con las y los trabajadores lanzara un nuevo paro de 24 horas para el 5 de diciembre. Para los gremios que controlan la calle, parece que “si, es momento”.
Los que quieran oír… que oigan
(*) Oscar Dufour es escritor, periodista y ensayista Argentino. Presidente © Grupo Agencia del Plata. Columnista de medios internacionales. Vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Moreno – Provincia de Buenos Aires.
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